Lo que pasó cuando acepté tomar un café con mi ex… nadie lo va a creer
No suelo contar este tipo de cosas, pero creo que necesitaba sacármelo del pecho.
Hace unos días, después de meses sin hablar, mi ex me escribió:
“¿Tomamos un café como amigos?”
No sé si fue el aburrimiento, la curiosidad o esas ganas que uno a veces no sabe de dónde salen, pero le dije que sí.
Nos encontramos en una cafetería del centro, y al principio fue raro… tenso. Pero después de la segunda taza, ya estábamos riéndonos como antes. Me miraba como si nunca hubiésemos terminado.
La charla se alargó y me dijo algo que todavía me retumba:
“No me di cuenta de lo que perdía hasta que lo perdí.”
No supe qué responder. Solo lo miré. Y en ese momento se acercó un poco más. No fue un beso… pero fue esa distancia que ya no es de amigos.
Salimos del café, y cuando íbamos caminando por la vereda, me tomó la mano. Yo no la solté. No dijimos nada. El silencio hablaba por nosotros.
No voy a contar el resto. Solo voy a decir que esa tarde no terminó ahí, y que a veces un café puede despertar cosas que creías dormidas para siempre.
¿Te pasó algo parecido alguna vez?
⚠️ Si querés leer cómo siguió esta historia… hacé clic acá 👀